20 de noviembre del 78

La mente humana, para muchos el alma, es poderosa pero vitalmente frágil y vulnerable.
¿hasta que punto nuestros pensamientos y, en consecuencia, nuestras acciones se ven influenciados por un prototipo impuesto en el medio que nos rodea?
Sin duda, todo nos afecta. Y, mientras tanto, nuestra personalidad se va forjando bien o mal. No obstante, durante ese largo proceso de madurez, cada psique puede verse manipulada y seriamente dañada, por personalidades que denotan una inteligencia aparentemente superior:
"Fue un 20 de noviembre de 1978. Los 914 integrantes del "Templo del Pueblo", secta fundada por el reverendo James Jones, llevaron a cabo un suicidio colectivo y voluntario en la localidad de Jonestown (Guyana). Más de doscientos niños murieron en el sacrilegio."
¿Por qué? Ni lo se, ni me importa. La verdadera pregunta radica en cómo aquel psicópata convenció a toda esa gente para morir. Una muerte impuesta. En verdad creo que, todos aquellos jóvenes no tuvieron la libertad de decidir en su corta vida.
¿Somos nosotros mismos y nuestras circunstancias? o ¿son las circunstancias las que nos hacen ser como somos? He ahí la cuestión.
Palabras de... Una princesa.

Carta de un asesino

"Querido Sr. X:
Bienvenid@ al día de su muerte. He pensado muchas veces como matarle. Su vida es tan repugnantemente rutinaria, que resultaría demasiado fácil: a las 8.40 am, se monta en su encarecido coche para empezar el día en un patético pero honesto trabajo; envuelto en nicotina y pequeñas dosis de alcohol, sobrevive usted a los fracasos que tan exitosamente ha
logrado; es después, cuando cada día almuerza bajo las faldas de su sobreprotectora Madre y gracias al bolsillo del "incubridor" Padre; incapaz de percibir lo hermoso de un atardecer, se encierra usted a fumar un cigarro, amargado y sumiso, simulando ver la gente pasar, cuando lo que realmente contempla es el dantesco espectáculo de su vida.
Psiconalizando esto, Sr. X, he llegado a la conclusión de que arrebatarle la vida sería demasiado fácil. Mátese Sr. X. Le invito a que lo haga. Suicídese. Tírese por un precipio;póngase una soga en el cuello; péguese un tiro... pero hágalo! Usted no merece vivir.
1221912342_a7cf8d35e81.jpg

Para asegurarme bien de que ha comprendido el mensaje de esta carta, le daré un plazo de veinte días. Veinte días Sr. X. Tal vez, durante ese corto período de tiempo, pueda averiguar quién soy y, denunciarme a la policía. Pero si no es así, destrozaré la vida de un ser a quien ama. Le arrancaré la razón de su existencia. Le sucumbiré en el inframundo si es preciso, si no se quita la vida. Piense en ello, su novia, su madre, su prima...
Se está preguntando ¿por qué? Yo se lo diré. Porque en esta vida todo lo que hacemos, odiamos y sembramos nos pasa factura. Ha llegado el momento de impartir justicia. Se que, en el fondo, me estará agradecido. No me negará que, he aportado algo de emoción a su repulsiva vida...
Fdo.: Tu conciencia."

Imagina por un momento que eres Sr/a. X. ¿qué sensaciones recorren tu cuerpo?
Palabras de... Una princesa (Idea original en "El psicoanalista")